Ya dominaste el arte de transformar tu mensaje en una historia. Inclusive lograste crear una versión de 15 segundos de tu idea. Pero cuando terminas tu discurso, la gente no se entera de que has terminado. No hay aplausos.
Quizás tengas un problema para terminar.
La mayorÃa de nosotros somos pésimos para terminar las presentaciones. Algunos se quedan callados y esperan unos dolorosos 5 segundos hasta que el primero se entera y comienza el slow clap.
Otros, los menos, usan una lámina que señala el fin. Usualmente dice “gracias”, tiene ese clip art cutre de dos tipos estrechando las manos (puntos positivos si es una imagen multi racial o multi genérica).
Y esto podrÃa funcionar en algunos casos.
Pocas veces, cuando estamos construyendo estas láminas, durante esas noches sin dormir, nos olvidamos de cual es el propósito de la presentación: hacer que alguien recuerde qué fue lo que dijimos.
Pero hacemos todo lo contrario, llegamos a esa lámina 20 hablando de detalles técnicos, números, esquemas de financiamiento, y la mitad de nuestra audiencia ya se olvidó de todo y lo único que desea es ver esa lámina de “gracias”. Mientras tanto, twittea “#aburrido #fail”.
Y tu mejor idea, esa que presentaste en la quinta lámina, será olvidada para siempre.
Dos elementos para capturar a la audiencia al final:
El silencio
Antes de la última lámina, quédate callado durante 1 o 2 segundos.
Cualquier persona que se haya retirado mentalmente de la reunión. Volverá cuando haya un espacio de silencio. ¿Que pasó? ¿Por qué se quedó callado?
El resumen
Esto puede ser una lámina de próximos pasos, o una lámina de cierre en el que se resuma lo que se habló. Trata de no repetir las mismas palabras que usaste la primera vez. Resume sin repetir, para que la gente no vuelva a distraerse.
Steve Jobs con toda su magia, no era un buen cerrador. Muchas de sus presentaciones terminaban en un gracias. Pero las memorables fueron aquellas en las que dio una sorpresa al final. Su famoso “One more thing…”
Su trabajo era vender lo maravilloso que era Apple. No vender productos. Y nada resume mejor esa idea que una sorpresa al final.
Asà que la próxima vez que estés planeando una presentación, deja un espacio para el silencio y recapitula tu presentación con otras palabras. No permitas que el último recuerdo que se lleve tu audiencia sean esas láminas aburridas cerca del final.