Este artÃculo pertenece a la serie de virtualización, teletrabajo e independencia geográfica.
El aspecto más obvio y fundamental del teletrabajo es el acto de desarrollar una actividad productiva con otras personas, en un ambiente que no asociamos con el trabajo.
Si eres freelancer o autónomo, de pronto ya estás acostumbrado a trabajar en lugares inusuales ¿Pero qué hay del resto de nosotros, los que siempre hemos trabajado en la selva cubiculada? ¿Cómo formamos la disciplina necesaria para trabajar en casa?
Verás, en una oficina la disciplina es un hecho –o casi un hecho: llegas a la hora porque si no, tu jefe te echa, y te quedas en tu escritorio porque no hay mucho más que hacer. Pero si decides ganarte la vida fuera de una oficina, descubrirás que las tentaciones para hacer cualquier otra cosa distinta a sentarte a trabajar, son inmensas. Asà que si quieres ganar dinero remotamente, tendrás que desarrollar un nuevo conjunto de habilidades.
Ya sea que estés en tu casa, en tu ciudad, o en un riad en el que más allá de los minaretes, divises las nieves perpetuas del Atlas, tu prioridad es encontrar un espacio en el que puedas ser productivo.
Cuando digo espacio, no sólo me refiero al aspecto fÃsico. También quiero decir un momento en el tiempo y un lugar en nuestras mentes.
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Espacio fÃsico
El aspecto fÃsico puede ser el más sencillo: tienes que encontrar un sitio que te ayude a enfocarte. Si no lo tienes en el lugar en el que duermes, quizás tengas alguna biblioteca cercana, o una cafeterÃa donde puedas sacar una portátil. Yo no puedo estar en un café sin distraerme, asà que prefiero ambientes silenciosos y solitarios. Pero otras personas para ser productivas, necesitan actividad e interacción, una incubadora de ideas como los espacios de coworking que menciono en un artÃculo anterior.
Pero si decides quedarte en casa, debes desarrollar aún más los siguientes aspectos:
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Espacio en el tiempo
La gente que fantasea con trabajar desde el hogar piensa que el mejor aspecto del teletrabajo es tener una jornada más corta.
Nada más lejos de la verdad. Al principio terminarás haciendo jornadas de 14 o 16 horas, por tres razones principales:
- No tienes que “llegar a la oficina” a una hora determinada.
- Tienes menos indicadores visuales de cuándo es el momento de comenzar y parar.
- Deseas demostrarle a tu jefe, a tus compañeros, o a tus clientes que, en efecto, estás trabajando.
O, puede suceder todo lo contrario: las primeras dos semanas harás cuatro horas de trabajo como mucho, y todo se retrasará.
Ya sea que trabajes mucho, o muy poco, te darás cuenta pronto de que necesitas optimizar tu manejo del tiempo. Para ello, debes:
- Establecer un horario de trabajo. Ese será el tiempo en el que estarás “en la oficina”. Debes comunicárselo a tu gente cercana. No sólo para que sepan que no deben interrumpirte, ¡sino también para que te ayuden a cumplirlo! Si tienes hijos, decides quedarte en casa, y quieres trabajar, necesitas hacer esto.
Si no estableces un horario, créeme que estarás añorando aquella época en la que ibas a la oficina, podÃas trabajar algo, te pagaban, y tu vida tenÃa estructura y sentido. - Utilizar algún método o herramienta para el manejo del tiempo y los proyectos. Al no tener ni a tus compañeros ni a tu jefe cerca, necesitas crear tus propios recordatorios, para combinar la autonomÃa del teletrabajo, con la disciplina de la oficina. Sobre esto comento algo en este artÃculo.
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Espacio mental
Este es el consejo más importante que vas a leer aquÃ: aún si te quedas en casa para trabajar, tienes que vestirte como si fueras a la oficina.
De esa forma, al quitarte la pijama, o vestirte, juegas un truco mental. No te estoy sugiriendo que te pongas una corbata y un traje, pero si prendas que te convenzan de que ha llegado la hora de ser productivo.
Quedarte en ropa de cama, o de casa, eventualmente puede llevarte a pensar que no tiene nada de malo echarte a ver televisión, o dormir durante 16 horas.
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La creación de estos espacios exige la colaboración de tu gente más cercana. Tienes que notificarle a tu pareja y a tu familia que no estás vagueando en casa, sino que tu oficina queda muy, muy cerca de casa, o en un riad con vista al Atlas. La creación y el fortalecimiento de una rutina, tal como la que tenÃas cuando trabajabas en una oficina, será tu principal instrumento para ser productivo mientras trabajas remotamente.